BEING OPEN VS BEING RIGHT
Estar abierto o tener razón, ¿cuál es tu elección?
La forma en la que estamos en el conflicto, en las conversaciones difíciles, en las situaciones en las que de forma automática nos descubrimos, o no, poniéndonos a la defensiva, o nuestra actitud cuando damos y cuando recibimos feedback, marca la diferencia.
La experiencia de entrar en una discusión que tiene un impacto negativo en la relación o de tener una conversación manipulativa y/o nada enriquecedora, deja, cuando menos, un regusto amargo en la relación y, casi siempre, en las personas que han intervenido.
Si queremos crecer y con ello aumentar nuestra capacidad de relacionarnos de manera más efectiva con los demás, si queremos cambiar manipulación por influencia, si queremos tener conversaciones que faciliten la profundización en las relaciones, nuestra actitud hace la diferencia.
El lenguaje del liderazgo, el lenguaje del cambio personal sostenible es el lenguaje de las preguntas. Una pregunta que puede marcar esa diferencia que buscamos en las relaciones es la de si queremos estar abiertos o queremos tener razón. Esta pregunta nos permite tomar consciencia de que tenemos una elección y en nuestra elección está la diferencia. Descubrir que uno puede elegir es un acto de responsabilidad y de libertad; somos libres desde el momento que podemos elegir, desde el momento en el que somos conscientes de que no estamos preprogramados para reaccionar a las circunstancias, si no que siempre podemos elegir la respuesta que damos a las diferentes situaciones.
Cuando en medio de la discusión advertimos que lo importante ya no es el propio tema de conversación o la situación que nos ha llevado a tener esa discusión, si no que lo verdaderamente crucial, aquello en lo que ponemos toda nuestra energía, es el hecho de tener razón, de demostrar estar en lo cierto; es en este momento cuando la pregunta se convierte en el recurso más valioso que tenemos para conectar con nuestra autenticidad y fortalecer la relación.
Tener el coraje de elegir estar abierto frente a tener razón, nos permite actuar y responder desde nuestro centro, desde nuestro yo más auténtico y más sabio.
Elegir tener razón es elegir la sensación cortoplacista de vencer, de derrotar y también de no crecer, de no avanzar, de perder capacidad de influencia.
Y cuando elegimos estar abiertos ¿en que se traduce? La circunstancia concreta nos guiará en esta pregunta proponiendo nuevas preguntas ¿a qué quiero estar abierto?: ¿a entender más? ¿a poner en duda mi sensación de estar en lo cierto? ¿a admitir que puedo estar equivocado? ¿a empatizar y mostrar compasión? ¿a un nuevo aprendizaje? ¿qué tengo que aprender aquí? ¿qué podría haber aquí para mi crecimiento?
En un entorno incierto y complejo elegir tener razón no suele ser la apuesta por la opción más efectiva. Sin embargo, tener razón no se nos presenta como una opción habitualmente, si no más bien como una necesidad. Una necesidad tan fuerte y limitante como la necesidad de control. Dos necesidades fuertemente incrustadas en nuestros líderes, en el liderazgo en general, en el liderazgo reactivo que limita nuestro potencial. Darnos cuenta de cómo estamos sujetos a esta necesidad de tener razón y ser capaces de transformarla en una opción supone uno de los pasos más importantes en el desarrollo hacia un liderazgo mas creativo.
Esta transformación requiere del coraje de adquirir el hábito de formularse la pregunta, antes, durante o incluso después de la situación conflictiva; requiere el coraje de tener presente la pregunta de ¿quiero estar abierto o quiero tener razón? Y, si quiero estar abierto ¿a qué?
Convertir esta pregunta en un hábito requiere consciencia y coraje, perseverancia y compasión. Requiere ser consciente de cuándo es importante hacerse la pregunta y coraje para hacérsela y responder con valentía. Requiere perseverancia porque se nos olvidará en muchas ocasiones, y compasión porque en otras no tendremos la valentía de elegir estar abiertos, porque elegir estar abiertos no es fácil, porque elegir tener razón, en muchas ocasiones, es elegir no arriesgarnos a ser vulnerables, es elegir no arriesgarnos a ser menos, es elegir no arriesgarnos a ceder el poder, es, en definitiva, elegir no arriesgarnos a perder.
El camino del desarrollo personal, el camino del liderazgo es un camino de constantes encrucijadas y de elecciones difíciles. Es el camino de dejar de ser quienes hemos sido para ser quienes podemos ser. La vida es avanzar en esta dirección, la vida es crecer y crecer es movimiento y cambio. Desde quienes somos no podemos llegar a ser quienes podemos ser, sin elección no hay movimiento. ¿cuál es tu elección?
by César Ruano
Develor country manager. Coach for leadership
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